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Presentación de Tenue armamento

El pasado lunes 8 de abril, en el Cuarto Real de Santo Domingo, tuve el placer de acompañar a José Antonio López Nevot y al autor del libro Ángel Olgoso (ambos miembros de la Academia de Buenas Letras de Granada) en la presentación de la obra "Tenue armamento", publicado por la editorial Alhulia. Os dejo con mi texto.

ACERCA DE TENUE ARMAMENTO

No solo se conoce a Ángel Olgoso por esas maravillas que son sus relatos, por esas piezas pulidas con infinito mimo y entrega, por ese reflejo del mundo único que glosa su lenguaje y que posee un estilo perfectamente reconocible. Otro modo de llegar a su mirada, a lo profundo de su sentir, al impulso, al motor de su escritura es a través de estos textos tan variados pero tan bien hermanados, de este abanico que el autor ha compilado bajo el título de Tenue armamento.


Quizá, Ángel, al utilizar el adjetivo “tenue” para su libro, suponía que nos presentaba una criatura más discreta, menos rotunda y decisiva; como quien tuerce la cabeza con un gesto de sencillez y un rubor de modestia en el rostro, Ángel creía que nos entregaba únicamente una recopilación de sus textos de no ficción. Pero, esta vez, voy a tener que contradecirlo y plantearé -a todos vosotros- la necesidad de buscar otro apelativo para su “armamento”. Porque al leer este volumen uno no puede sino celebrar que el autor nos regale una criatura llena de belleza estilística, de sabiduría que nos resulta cercana, nunca pretenciosa. Este “hijo” es un vivo reflejo del pensamiento de su padre, en él se expresa tan bien lo que hace latir un corazón creativo, va mostrando -de manera soberbia- la génesis de cada trabajo del narrador; nos permite ver, a vuelo de pájaro, la trayectoria de su obra, el desarrollo de cada una de sus etapas, las dulzuras y los sinsabores de la creación, el compromiso del artista, la necesidad de mirarnos en el espejo de otros escritores, y nos da -de alguna manera y sin que él sea consciente de ello- un manojo de llaves para abrir de par en par las puertas de su imaginación, para degustar con más fruición el banquete de sus presentaciones, de sus prólogos, de sus cartas… en fin, todo lo que nace de su voz y su inventiva.


Para un lector a veces no siempre es tan fácil llegar al fondo biográfico de un autor, a su lado más tangible con sus virtudes y defectos, a sus actitudes frente al mundo, sus preferencias lectoras, etc. Uno puede atisbar o intuir, a través de los personajes, de la ambientación, de los diálogos, de las descripciones, algún rasgo del creador, algún guiño personal, alguna manía, pero en textos como los recogidos en esta publicación, que expresan más directamente o con más soltura las opiniones, gustos o inclinaciones de Ángel, descubrimos a la persona atenta, fraternal, generosa incluso con escritores novéles, responsable (capaz de leer de forma exhaustiva la obra a reseñar), sincero pero con un elegante tacto, comprometido con las causas sociales y nada envidioso. En lugar de transitar a través de las pistas, celosías y compuertas sugeridas en sus relatos, aquí el lector llega a campo descubierto y puede disfrutar de un Ángel humano, matérico.


Siempre me he sentido privilegiada por contar con los bellísimos prólogos que él ha escrito para tres de mis libros de poesía, por estar tan arropada por sus palabras, que retratan tan bien “el alma” de mis trabajos. Aunque confieso que uno corre un riesgo al disponer de un introito suyo: que los lectores queden encandilados con su prólogo y lo consideren mucho mejor que el conjunto de poemas presentados. Pero a una amante apasionada de la belleza del lenguaje, ese riesgo jamás le ha importado. Como lectora, me seduce la teoría y los análisis que llevan hacia enfoques inusuales o que aportan un punto de vista en el que jamás hubiéramos reparado. Porque el campo del conocimiento es tan amplio, que siempre se agradece que otro autor aporte nuevas e inusuales conexiones, o que ahonde -erguido sobre el cimiento de sus lecturas- en el libro que un escritor nos lega. Las delicadísimas composiciones hechas a partir de El relámpago en la habitación, Marjales de interior y Jardín imposible son verdaderas obras de arte, sinfonías envolventes de afirmaciones y hallazgos, entrelazadas con citas y referentes literarios mediante una prosa a la vez precisa y poética.


Pienso que Ángel va más allá del escritor perfeccionista; es, más bien, un escritor totalmente comprometido con el lenguaje, que trae al hombro -como en el romance- la escopeta cargada de maravillas, una especie de paladín de otra época con la espada de la literatura en la mano. Por eso no nos debe extrañar que este libro se titule Tenue armamento, que nuestro autor incluya el elemento del combate, ya que, según mi percepción, Ángel se enfrenta a la hoja en blanco con un espíritu aguerrido que busca la superación y la excelencia, como si pretendiera derrocar al dragón -por desgracia tan de moda en la actualidad- de los lugares comunes, los coloquialismos y, en palabras de Antonio Rivero Taravillo, los desahogos liricoides o la subprosa.


Deseo -seguro que es un deseo común- que bajo la influencia de su literatura nos mantengamos atentos y avancemos por el camino del lenguaje envueltos -como en una capa cromática, fragante y musical- con su mismo espíritu, buscando la belleza y la exquisitez en estas tenues contiendas de la creación.




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