SELECCIÓN DE POEMAS
NUEVO PACTO
No me ofrezcáis
hermanas
más ungüentos
vuestro polvo de arroz
trabilla
pintalabios
o complicado moño de orquillas para el pelo.
Soy bella así
radiante
he vuelto desde el fondo del pantano
ya atravesé el espejo
ya combatí al Goliat de la vergüenza.
Ha dibujado el tiempo de la espera
secreta
celosía.
Soy hija predilecta
de toda la verdad que iba cubriendo.
Camino sobre el mar
soy pájaro
pujanza
porvenir.
El mundo de las libres me ha llamado
ha abierto su jardín para el banquete.
No me ofrezcáis doctrinas
fariseas.
Ya ha sido escrito en mí
el pacto del amor.
(Del libro El relámpago en la habitación, editorial Nazarí, 2013)
EN EL SOLSTICIO
Si pudiera
hacer que el portentoso firmamento se acerque a tu mirada.
Gasto mis días, músculos y fuerza
en componer
una canción tan cierta como el sol.
Multiplico sentidos, abro un párpado nuevo,
traigo pájaros, nieve, crepitar de fogata,
y me dejo tatuar por la hierba.
Y soy como la loba que prepara papilla de lenguaje
para tu boca hambrienta de verdad,
de vida que florece
en la palabra.
(Del libro Marjales de interior, Aguaclara)
INNEGABLE
Me nombro para hallarme, me hago citas,
me anoto a pie de página y afirmo
que habrá un vocabulario capaz de definir
este caudal abierto
de mujer.
Pido por fax catálogos de cuerpos,
hago el amor con libros, sudo tinta,
comparo la que fui con la que sueño...
En un doblez, verídica me encuentre,
sin caducar aún, sin artificio.
(Del libro 50 mujeres desnudas, Amargord Ediciones, 2013)
ENUMERACIÓN
Ayer, amado tótem:
tu cabeza
estuvo entre las fauces del león,
tocó la campanilla varias veces
y derramó
la leche que traía
(¡qué torpe!)
en mi portal;
volvió a cuestionar el mito de Platón en la caverna,
provocó ese diluvio
¡cuánta lluvia!
y destrozó mi arca de Noé;
y Troya fue sitiada por tu potro;
mordisqueaste la boca-manzana
con hambre de recién casado,
de eterno buscador del paraíso;
pusiste tu bandera en la Portada
de Antofagasta,
en la cueva
de Nerja,
en los aros de Saturno;
viniste disfrazado de bombero,
de Pollock, de Picasso, de Yves Klein;
ayer, querido tótem,
salpicaste vida en mi garganta.
(Del libro El relámpago en la habitación, Editorial Nazarí, 2013)
ESCRITO A MIS ESPALDAS
Aunque de mí me burlo todo lo que puedo,
arranco a mi secreto nuevas crías,
engaño a la mentira con engaño
o escondo bajo almohada aquel impulso.
Y aunque garabateo en esta hoja
membranas como letras de túneles no abiertos,
yo sé que ante el espejo
lo turbio se recoge sin palabra.
(Del libro 50 mujeres desnudas, Amargord ediciones, 2013)
ESA JOYA DEL DÍA
Diversidad de tramas,
montículos y surcos,
dibujos de la luz en mi pupila.
Sinfonía del ocre.
Complejidad
perfecta.
Los juncos en la orilla, y el enigma
que cantan las cigarras.
Se ha escondido el perfume,
de pronto,
el aire va estrenando su vivir.
Y todo lo tutelan las montañas
nevadas o ceñidas en su fuego.
Engarzo este momento en un papel.
(Del libro Marjales de interior, Aguaclara)
DEFINICIÓN
“Por las noches nos duele la carne de tanto lucero”
Federico García Lorca
Otros glosarios, otras religiones. Escenas y caídas y conquistas. Somos los mismos, somos los que piden. Cambia la fornitura del espacio, el frontis del paisaje, pero aquella emoción, el ansia de elevarse, de poder orquestar momento y actitud, el revuelo que causa en la cuenca del ojo su voz que va cavando más adentro, a esa venia del aire, al agua, a la calzada que la muestra. A esta turbación. A eso llamo: luna.
(Del libro Marjales de interior, Aguaclara)
Soy la trapecista
que juega sobre cuerdas de egoísmo.
Va hilando el nido la crisálida
para esperar la muerte, su reposo;
y yo, en medio del aire
me atrevo a desatar
las hebras de mi sueño.
Soy la mujer-bambú,
no temo que me agite el devenir.
La pérdida
bordea mi cintura dulcemente.
Ya sé que nace vida
de aquella tirantez de pieles, del dolor;
por eso no me asombra este vaivén,
la altura…
¡es tan dulce jugar con nubes pasajeras!
(Del libro 50 mujeres desnudas, Amargord ediciones, 2013)
RAPA NUI
Canciones en pascuense
tejieron un oleaje que ascendía
desde la curvatura de los pies
hasta el mentón que rema sobre el aire,
desde ese despertar de mi cintura
hasta la cavidad de la memoria.
Baladas desvaídas,
ombligo de ese mundo de los sueños,
lugar sin estación para la pena.
Te Pito O Te Henua,
reinaste en la distancia
ante la dictadura de un presente
que nunca tuvo peso.
Te llamas casi infancia, casi ayer.
Nunca oleré la sal de tus orillas,
pero tu Opa Opa
me seguirá curando cuando venga
la ola sin solaz de la nostalgia.
(Del libro inédito Islario)
BAJO LAS VIDRIERAS DE CHAGALL
Todas las voces que acalló la muerte,
y todas sus pisadas,
viven aquí,
colgando de este muro.
Tu pueblo,
su cantar,
tu pecho y su cercado de efusión
se mueven entre lágrimas de plomo.
Toco la humanidad con la pupila,
se entrelazan mis manos
y tus ojos,
me emociono,
te digo:
os dieron el exilio,
carestías,
el éxodo,
la guerra…
tú nos devuelves Sion iluminado.
Aquello que nos falta te pidiera:
corpúsculos de luz,
racimos de color en la desdicha,
nobleza de cristal en la mirada.
Del libro inédito Islario
BAEZA
Es la combinación
de mil texturas
lo que invita a quedarse,
tratando de entender qué es la belleza,
dónde se refugia lo perfecto.
Guadalquivir sinuoso.
Incontables olivos:
esa forma mil veces coreada
que nunca nos abruma ni limita,
esa forma redonda,
aquella sencillez
hecha columna.
Voy rozando las puertas, los arcos,
y una antigua plegaria
me anega,
una vinculación ignota que sonríe
y expande desde adentro plenitudes...
¿Qué se agita si acojo
las obras del pasado esculpido en la piedra?
¿Qué lenguaje me cala?
¿Qué mujeres y hombres
desde lejos repican cual bronce?
¿Qué manos decididas
me guían a este ajuar de trascendencia?
De Escribir un lugar (VI Certamen de Poesía Alfonso Monteagudo 2018)
MUSA
No es mío este retrato
ni el cuerpo que se imprime en esa tela.
La explicación de tantas realidades
no cabe en una mancha de pintura,
así como no cabe en un papel,
esta confrontación del pensamiento
y el acto de cercarlo en lo legible.
Sencillamente es otra la que existe,
la suelta en cada giro,
sin intérpretes,
más allá de este pacto con el cuerpo.
(Del libro 50 mujeres desnudas, Amargord ediciones, 2013)
ARTISTA
No suele acomodarse, no lee los periódicos,
no usa los colores de nueva temporada,
mi arte, aún arrastra los pies al caminar
para atrapar el polvo de la tierra
y viste aquella blusa
transparente
que deja ver sus vicios y sus arcas…
Es a veces sereno el temblor del pincel en el agua,
es crepúsculo rojo.
Y soy como animal que tarda en digerir el mundo,
que nunca se arrepiente de su hambre
y que deja crecer su selva, la maraña
donde nacen más fácil
imágenes y letras.
(Del libro 50 mujeres desnudas, Amargord ediciones, 2013)
MUSA
No es mío este retrato
ni el cuerpo que se imprime en esa tela.
La explicación de tantas realidades
no cabe en una mancha de pintura,
así como no cabe en un papel,
esta confrontación del pensamiento
y el acto de cercarlo en lo legible.
Sencillamente es otra la que existe,
la suelta en cada giro,
sin intérpretes,
más allá de este pacto con el cuerpo.
(Del libro 50 Mujeres desnudas, Amargord ediciones, 2013)
DISCURSO EN LA ALAMEDA
Hagamos tanto ruido en el vivir,
que suenen las pisadas.
Las hojas en cuaresma dictarán
quejidos vigorosos.
Que nuestros pies exhorten a otros pies
y el viento emocionado se nos sume.
Debemos celebrar
la vida.
(Del libro Marjales de interior)
DERECHOS Y DEBERES DE LA AUTORA
Probadme, mordisquead mis pensamientos,
los vicios, mis caídas;
es fácil
bajar
la cremallera
de una mujer expuesta, que se dona.
Mas,
no puedo aseguraros
que lleguéis hasta mí,
a la raíz del llanto o de la risa.
Aún conduzco en medio de la niebla
y es largo este camino de carteles
por el que voy buscando mi morada.
Me doy
pero me guardo,
he ahí mi mercancía.
Dejadme que conserve
algún secreto
furioso
entre los dientes.
Por lo demás, leedme sin piedad.
(Del libro 50 Mujeres desnudas, Amargord ediciones, 2013)
PETICIÓN
A Sophia Halkidou
Si duermo,
venid a despertarme con guitarras,
cajones
y flamenco.
Si seca mi apetito de buscar
y sueño sin amante por la noche,
venid a seducirme con el cante,
con esa voz quebrada del gitano,
venid con los tacones,
con las afirmaciones en la tierra
a colocar mi agua en otro estanque
que espere el sol, la luna, la mañana.
Y la falseta reine.
Las jóvenes
imiten el paisaje,
la espalda como un árbol
torciéndose nudosa,
la ropa que se suma a la cadencia…
Pellizcad el compás
y pellizcad mi verso.
Soltad al aire vástagos lunares,
que asome la belleza, discreta, por la puerta
y luego se desnude sin temor.
La tierra tiene voz
y sólo se despierta con la danza.
(Del libro El relámpago en la habitación)
CONFESIONES DE MORTA
Lucharé por tu cuerpo
de gamo iluminado en la tormenta.
Me resisto a que el río
que desata
tu voz
se convierta
en mutismo o se manche en el mundo.
No puede -te repito-
una sustancia ígnea,
como tú,
excusar cada día su pecado de arder.
He de rezar
a dioses
subterráneos.
Tres velas, una danza, una diatriba
para que siempre seas
siempre.
Yo te rescataré sobre mi lecho;
tu alarido será
tan alto,
tan espeso.
Nadie te raptará de mi jardín.
Ni siquiera
la vida.
(Del libro El relámpago en la habitación, editorial Nazarí, 2013)
DE LO QUE ACONTECIÓ AL GUARDAR DOS HOJAS DE ÁRBOL EN UN LIBRO
Para Ángel Olgoso
Puse a secar dos hojas
dentro de Las frutas de la luna.
Y en aquella fresca buhedera,
fibra a fibra,
se empaparon de visiones,
de un delicioso vértigo,
de sabores extraños,
de bucles y de vívidas atmósferas.
Eclosionaron,
pequeñas cosmogonías,
hacia un sol negro pero destellante.
Germinaron
en cada curva de las letras
con raíces aéreas y zarzillos.
Llegó la primavera.
Sarmentosa,
la rama abandonó las páginas,
trepó por las paredes,
rompió la claraboya del tejado
para invitar al sol y a los vencejos
a su expansión.
Y fue una nebulosa,
y cubrió cada muro del tiempo
hasta alcanzar
los límites.
Un árbol nos cobija,
con su floración perenne,
desde que yo planté dos hojas en un libro.
(Del libro Jardín imposible)
CARTHAGO NOVA
En mi cuerpo de torre hay un vigía
que te observa y te busca, Cartago.
Circular es el teatro,
o el circo que susurra bajo tierra,
que puja por salir a nuestros ojos.
Elíptica emoción.
Este pecio que soy lo mueve el tiempo.
Quiero verme en la faz de herrumbrosas monedas,
ser ánfora que cae como gota,
olivo solitario,
o aquella resonancia de gravilla.
Piedras sin nombre
amando a un dios de mármol de Carrara.
Mediterráneo,
recojo tus esencias,
tus cruces de destino,
tantos ecos.
Yo vine para oírte,
para maravillarme con lo ausente,
con tu puerto
de siglos y siglos…
De Escribir un lugar (VI Certamen de Poesía Alfonso Monteagudo 2018)
RAZÓN PARA ANIDAR
Si llegué a esta planicie
si una fría ciudad no detuvo mi fuga
si Nínive viajaba en mi pupila
si me parezco ahora a su paisaje
y encima de las piedras equilibro
el aire en la viveza
ha sido por tu beso
suavísimo
ovalado
perfecto como el fruto del olivo.
(Del libro Marjales de interior)
ANUNCIACIÓN II
Parece que ha llegado aquella noche.
Estás capacitado, dador, y yo, dispuesta.
Hace tiempo que espías,
entre-a-bres la puerta
angosta
que recorro
o imaginas el goce
(qué gusto en la saliva,
qué olor se desmigaja en la cintura).
Yo soy como el metal:
taciturna, maleable
a la voz del martillo, del fuego.
Almidoné mi cuerpo
y tenso se dispone a tu arrebato.
Escucha,
la lujuria
es santa,
no te pierdas
el goce de saberte un animal.
(Del libro El relámpago en la habitación)
CÓDICE VOYNICH
Hombres planta,
mandrágoras,
lotófagos
recorren mi cabeza como espectros.
Tamil,
sánscrito,
lengua de los ángeles,
un texto indescifrable
me visita.
Libro locuaz escrito para ciegos,
para los desterrados de tu altura,
inalcanzable mapa.
¿Qué monje en su scriptorium te alumbró?
Volúmenes miniados y beatos
que podéis transmutar tanta sombra,
no me privéis del alba,
de un mundo que dormita en el silencio,
llevadme hasta el edén
de frutos imposibles
que sacian esta sed de claridad.
Despliega, manuscrito, la belleza,
condúceme al delirio octagonal
con tu caligrafía de quimera,
con tus constelaciones que arrebatan.
Adorna las raíces de este mundo
con zarpas y con signos.
Herbario alquímico,
herbario de los astros,
pregón de lo insondable,
mis ojos se deshacen,
se marchitan
siguiendo la corriente de este siglo
tan vano,
tan prosaico,
tan sensato.
(Del libro Jardín imposible)
FUENTE DE LAS LÁGRIMAS
“Ignorante del agua voy buscando
una muerte de luz que me consuma”.
Federico García Lorca
Presentir la muerte en el fango,
en el liquen,
en la vegetación solemne y escondida,
saber que ya me llama Aynadamar,
que prepara un sudario,
un tálamo de tiempo,
un hábito de agua.
Juego de reflejos,
de planos,
de estaciones,
me aguardan en la Fuente Grande.
Desde la telaraña fatídica del fondo,
en la delicadeza de las libélulas que bordan la fontana,
en las plantas fosforescentes,
en la persistencia del musgo femenino,
en la ascensión sagrada de las burbujas,
todo canta,
albercas, cauchiles y atanores,
todo llama,
telúrico lugar,
sus piedras coronadas de verdor,
su comparsa de hierba y rodaje.
Río que entra en mi sien
y largamente me arresta
con sus cristales.
Saber y no saber,
presagiar
el limbo que se asoma en las choperas.
Voy a seguir cantando,
es mi única verdad,
me lo dice aquel olivo
que ha esparcido mi voz en su copa.
Seguirá refulgiendo el poema,
espádice amarillo,
en cada cicatriz de las cortezas.
Y seré de vosotros,
cuando la dula
del mañana
abra
su misterio.
Del libro Caballo del Alba. Voces de Granada para Federico (Diputación de Granada, 2018).
Y NO POSAR EL LABIO…
Y no posar el labio, y no besarte,
y no guardar tu rizo de saliva,
no darle de mamar a tus suspiros,
qué pecado de amor, clavo y espina.
(Del libro El relámpago en la habitación)
PASEO POR GRANADA
sube/ baja/ ven/ no hay prisa/ el tiempo se invalida/ los relojes/ adquieren la sustancia de Dalí/
y llévame por calles atestadas/ de gente/ nunca he visto/ los ojos de otro hombre/
tan tensos/ suplicar / la dicha/
las viejas teterías/ los bazares/ han sido diseñados para el rapto/
arregla mis encajes/ mi braga que se inquieta en el amor/
tu lengua se apasiona entre la gente/ con la prohibición del arrebato/
no temas/ no te escondas/
nos dejarán hacer los comerciantes/
otorgarán su alcoba de babuchas/el velo/ los espejos/ las especias/
para el banquete ardiente/ en mi jardín/
por San Gregorio carga mi apetito/ y escríbeme otro nombre con tu caña/
mojada en tinta/ en beso/ en ti/ completamente/
(Del libro El relámpago en la habitación)
ME CRECE LA INCONSCIENCIA DE LA ORTIGA
Ya no puedo leer, la intrusa me ha quitado facultades, carcome mi intelecto, o pone impedimentos al deseo, y me crecen apéndices bastos, versiones más estoicas de mí misma. Ya no puedo saltar de una página a otra de un libro, mis dedos son peciolos que olvidaron la luz de las vocales, me mata, me consume la savia elemental del subsistir.
Sueño aprender, soñaba, sí, con escalar alturas del lenguaje y vino esta cizaña a desgajar la pulpa del recuerdo, y transformó en ramaje mi soltura. Me duele la simpleza de la vida que ahora se me anuncia, me espanta este vivir elemental, buscar el sol, el agua, el alimento, beber estos afanes. No quiero. No quiero la existencia sin hondura.
(Del libro Jardín imposible)
INDIAN PIPE
Monotropa uniflora
Tú,
flor oculta,
enigmática,
color de la verdad sobre la nieve,
rechazas los elogios de la lluvia,
la admiración,
las venias de los hombres.
Ignorada,
como quien dicta cartas a sí misma,
nos habla tu corola
largamente
del brillo esmerilado de una hormiga,
del trébol y la abeja,
de toda la constancia necesaria
para mirar el sol.
Floreces,
Emily Dickinson,
cuando la ambigüedad y la sutileza
pasean sus encantos.
Si pudiera tener tu pigmento de hada,
llegaría al perfume del verso,
a la secreta sed
para esperar contigo,
cada día,
la carta del rocío.
(Del libro Jardín imposible)
CITA
“Posiblemente quepa todo el mar en tus ojos
y quepa todo el sol en tu actitud de acuario”
Pablo de Rokha.
Tu piel penetra en mí, completamente.
Al modo de los dioses, me acaricias.
Inventas un compás,
prometes todo el cielo,
reinados en la duna submarina.
Tú sabes distenderme.
La arena te enseñó como borrar
la huella de otros hombres.
Silencias mi pasado, sólo dejas,
la clara sinfonía del deseo
y todo el universo se conmueve.
Miradle,
barcas, rocas,
espumas anudadas en su orilla,
cómo aúna la calma y la fuerza,
cómo grita mi nombre.
Cristalina, radiante marcharé hacia la costa
después de copular con el azul.
(Del libro El relámpago en la habitación)