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Reseña de Cristina Guerrero


El relámpago en la habitación de Marina Tapia

¡Buenos días!

Hoy voy a reseñar una obra que ha caído en mis manos gracias a la Editorial Nazarí y la confianza que ha depositado en mí. Se trata de «El relámpago en la habitación» de Marina Tapia.

«Debería ser el divino placer, como proclamó Horacio, el guía de la vida. Debería ser el sexo —y no la codicia— la fuerza generatriz del mundo. En su poesía al mismo tiempo germinativa y avisa, racionalista y salvaje, pagana y mística, Marina, como un ángel tutelar que nos contemplara esperanzado, sabe pulsar el dolor angustioso del deseo incumplido y el dolor indefinible del deseo satisfecho, la ternura y la depredación, la alegría y la nostalgia, los celos y las decepciones, el temblor a deshora y la soledad inesperada, el ímpetu y las súplicas. Todas las sensuales pulsiones de la especie se sustancian en este libro, con esta joyita de fascinante, de espumoso y sin embargo preciso erotismo, en estos sobresalientes poemas, encendidos vulnerables, de una elegancia prístina y arrebatadora, capaces de disipar la vulgaridad y la pesadumbre como el sol disipa las sombras».

Esta es la sinopsis que nos encontramos, lo cual ya nos introduce en lo que vamos a encontrarnos. Es una obra que trata del amor y del sexo en la que encontramos referencias a poetas tanto clásicos como modernos. Los poemas no son muy extensos y lo que nos muestran los versos está muy bien relacionado con el título de cada poema, algo que facilita la comprensión si esta obra cae en manos de alguien que no está acostumbrado a leer poesía.

Como graduada en Filología Clásica que soy, me agrada encontrarme la influencia que Horacio ha ejercido sobre nuestra autora Marina Tapia y temas clásicos que ella ha sabido manejar a la perfección, llevándonos a través de los versos por el erotismo más profundo. Encontramos este erotismo reflejado en lo más actual y también lo antiguo. Aúna las más placenteras sensaciones carnales que no dejan indiferente al lector, con el máximo pudor con el que uno puede conocer. La lectura se hace amena, ligera y profunda a la vez, contactando con nuestro erotismo y haciendo que uno se deje llevar a través de los versos. Hay que reconocer que en varias ocasiones se deben leer algunos versos más de una vez, tratando de comprender bien lo que Marina quiere expresar, pues no siempre queda claro a la primera.

Es un poemario atrevido, refinado y a la vez podríamos decir que salvaje. Aunque es fácil encontrar poemas que abordan casi a la perfección el tema del amor, no es tan fácil hallar lo mismo cuando se trata de sexo, y Marina logra darle el tono perfecto en sus poemas, con una habilidad fresca, dotando de fina ironía a la par que poesía.

Para terminar, decir que es la primera vez que leo poesía de temática erótica (si no contamos a los autores clásicos, por supuesto), y cómo Marina ha ido perfilando el tema a lo largo de los versos me ha dejado completamente cautivada. Mis más sinceras felicitaciones a la autora y a la editorial por tan excelente publicación.

Antes de despedirme, quiero dejaros con el poema que abre la obra y que ha sido de mis favoritos, seguramente por su alusión a una de las Parcas romanas, Morta, la que se encargaba de cortar el hilo de la vida de las personas. Son tres de mis divinidades favoritas, por eso quiero compartir con vosotros tan magnífico poema:

Confesiones de Morta

Lucharé por tu cuerpo

de gamo iluminado en la tormenta.

Me resisto a que el río

que desata

tu voz

se convierta

en mutismo o se manche en el mundo.

No puede —repito—

una sustancia ígnea,

como tú,

excusar cada día su pecado de arder.

He de rezar

a dioses

subterráneos.

Tres velas, una danza, una diatriba

para que siempre seas

siempre.

Yo te rescataré sobre mi lecho;

tu alarido será

tan alto,

tan espeso.

Nadie te raptará de mi jardín.

Ni siquiera

la vida.

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